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Deseo e identidades al margen - configuración del sujeto en las obras escénicas "Tinieblo", "Awake" y "Madre"
Esta investigación se desarrolla alrededor de dos ejes - El deseo como discurso e Identidades al margen
La presente es una investigación cualitativa que ofrece una interpretación hermenéutica de las obras escénicas “Tinieblo”, “Awake” y “Madre”. Esta investigación se desarrolla alrededor de dos ejes: El deseo como discurso e Identidades al margen. En el eje principal se estudia la configuración del deseo como discurso en las obras escénicas estudiadas. En este contexto, el concepto de discurso no se circunscribe a la idea convencional de comunicación verbal, sino que abarca un conjunto más amplio de significados, imágenes, prácticas y relaciones que determinan la composición de las obras. Paralelamente, se aborda la idea de lo abyecto desde Kristeva (1998), que se comprende como aquello considerado repulsivo o perturbador, por estar en un territorio limítrofe de la experiencia humana. Se examinan las estrategias del texto coreográfico, los recursos corporales y de movimiento, la configuración del espacio, así como el empleo del elemento plástico de iluminación, en relación con la creación de imágenes y significados asociados al deseo. En el eje secundario se analiza la representación de identidades al margen en las obras escénicas en estudio. La noción de identidades al margen que se plantea en esta investigación tiene asidero en las teorías de subalternidad, cuyo foco de análisis se centra en sujetos heterogéneos que comparten un rasgo común de subordinación frente a categorías sociales, culturales y políticas hegemónicas, rasgos que se expresan de forma variada en términos de identidad, género, edad, etnia, clase, etc. En este eje, se indagan las implicaciones que tiene la representación de distintos sujetos subalternos, el porqué los discursos se enuncian desde esas identidades y esos cuerpos.
Cuerpo: manifestación de la voluntad
Al tratarse de obras escénicas cuya composición fundamental parte de la danza y el movimiento, el cuerpo es un elemento central en la construcción de significado, especialmente como primer espacio de manifestación del deseo. De esta manera, el cuerpo se comprende como un espacio de potencialidad, a través del cual el deseo se manifiesta como fuerza productora. En “Tinieblo”, el primer indicio de esto está en la imagen inicial: dos cuerpos masculinos semi desnudos y entrelazados. Se presentan dos cuerpos latentes, cargados de una intensidad afectiva que se traduce en movimiento. En esta acción se potencia el valor emotivo de la imagen, ya que se pone un acento en los gestos de ternura y cuidado de uno sobre otro; en el gesto emotivo se condensa una voluntad que mueve a estos dos sujetos y desencadena sus acciones y pasiones a lo largo de la obra. Por su parte, “Awake” indaga en la noción de la entrega como un acontecimiento liminal hacia otros estados. En este sentido, se trata de una obra que profundiza en la disposición de la conciencia como un umbral hacia otras experiencias, en esta premisa se configura un imaginario evocador, atravesado por nostalgia y reminiscencias de la vida de tres mujeres. El texto coreográfico inscribe esta premisa en la imagen inicial que presenta un cuerpo suspendido, lo que sugiere una caída o un hundimiento. La metáfora corporal remite a un estado de entrega, donde el sujeto se hunde en las profundidades de su conciencia y, con ello, atraviesa el umbral hacia su propio deseo. En el caso de la obra “Madre”, la dimensión corporal es fundamental en la configuración de un discurso de impotencia y dolor. Se presenta un cuerpo rígido y obstruido como indicio de la voluntad fragmentada del sujeto, de aquella madre que se enfrenta a la tragedia de una vida arrebatada. La espera corresponde a la expresión principal del deseo, por lo tanto, se trata de una intención contenida y no desbordante, como se verá más adelante en “Tinieblo” y “Awake”. La madre, como un sujeto en espera, manifiesta su voluntad de manera dilatada; con ello, se coloca en un estado de recepción de cargas emotivas vinculadas con la angustia y el sufrimiento.
El deseo como intención se hace patente en el nivel corporal, atraviesa los cuerpos y se manifiesta en texturas de movimiento que revelan sus distintas intensidades. En “Tinieblo”, esto tiene una calidad sugerente: uno de los sujetos desciende al piso y entra en una suerte de reverberación que lo mueve y lo traslada, como conducido por una pulsión. Su voluntad se materializa en un gesto de desbordamiento: al incorporarse escupe un líquido, lo que sugiere que algo lo sobrepasa, excede su cuerpo. Esto evoca lo incontenible, da cuenta de la potencia del deseo; aunque no significa que el sujeto sea simplemente un medio de traducción de dicho deseo, sino que él mismo es la fuerza deseante y el cuerpo es el espacio donde se concreta. El desbordamiento del deseo también se manifiesta en “Tinieblo” durante el monólogo: el cuerpo extiende lo que el sujeto enuncia. Mientras este relata una historia su brazo acompaña y, de alguna forma, prolonga lo que cuenta. De esta manera, la fisicalidad completa el discurso verbal y sugiere lecturas posibles de reforzamiento – ampliación de lo que se dice.
A su vez, en “Awake” la experiencia sensible se expresa en la afectación corporal, el lenguaje cadencioso y la conciencia ensimismada cargan de fuerza emotiva los distintos momentos. A partir de un registro sensible y amplio se construyen imágenes y significados plurales, que van desde la insinuación erótica hasta el deslumbre de un dolor profundo. A su vez, la tesitura corporal provocativa, y al mismo tiempo contenida, expresa un estado limítrofe de la voluntad entre la contención y el desbordamiento. Por lo tanto, el cuerpo y el movimiento se presentan como indicios de una intención que se acumula y que, eventualmente, excede a las tres mujeres.
En este sentido, uno de los principales códigos de elaboración del discurso en “Awake” es la profusión de elementos corporales y estéticos, cuyo propósito es comunicar la intensidad emocional que motiva las acciones de los sujetos representados. La abundancia de movimiento se relaciona con una saturación expresiva que, a su vez, da cuenta de una experiencia sensorial-emotiva altamente cargada. Este código basado en el exceso contrasta con la tesitura corporal contenida, ya descrita, y propone otra dimensión discursiva. En términos de significación, el deseo se manifiesta como urgencia, la fuerza productora que conduce las acciones de las tres mujeres se despliega con premura. Contrario a la profusión de movimiento, en “Madre” se recurre al cuerpo rígido como recurso central de significación, en tanto que expresa un estado lúgubre, en concordancia con el motivo temático de la obra, que aborda el tópico del feminicidio. Dicha noción sombría se complementa con la corporalidad y el gesto absorto del sujeto, como reflejo de su voluntad contenida. A su vez, el empleo de una vara de madera en la construcción de la escena inicial ratifica el imaginario sobre lo restringido y lo inerte, aspecto que eventualmente la obra desarrolla con profundidad. En la obra se emplean recursos corporales iterativos que sugieren la intención de resistencia ante una realidad agobiante, simbolizada a través de una vara como objeto inerte.
En otro plano discurso, “Tinieblo” representa un estado alterado de la conciencia; la embriaguez actúa en un doble nivel: por un lado, suspende mecanismos de inhibición de los sujetos, con lo cual potencia la manifestación de la fuerza deseante; por otro lado, propone un juego de apariencias o, dicho de otra forma, relaciones de ser-parecer. El juego de apariencias parte de la ambigüedad, pues hay un discurso verbal que tiene una función de disimulo, pero se encuentra un discurso corporal subyacente que expresa las intenciones afectivas y pasiones de los sujetos. De manera gradual, el primero cede al segundo, hasta que el encubrimiento verbal se disipa y queda meramente el deseo expresado a nivel corporal. En cuanto a “Awake”, la configuración del discurso tiene una dimensión paródica; profundiza en la naturaleza desbordante del deseo desde lo carnavalesco. El carnaval, en tanto celebración, es un vehículo de expresión de la vitalidad y la voluntad humana en su sentido más primordial. Se trata de un espacio dinámico y polifónico, donde lo grotesco y lo excesivo son medios fundamentales de expresión. Así, por ejemplo, en su primer encuentro las tres mujeres se juntan a brindar, esta práctica social las reúne y determina el marco festivo en el que emergen sus pensamientos y acciones. La risa es un elemento recurrente que se relaciona con un estado de liberación, pues tiene una capacidad disruptiva inherente y esa potencia subversiva se utiliza como código significante a lo largo de la obra. Además, se destaca cómo la risa posee una cualidad grotesca, pues revela aspectos excesivos y desenfrenados de las tres mujeres.
Por otra parte, en “Tinieblo” hay un episodio de enfrentamiento entre los dos sujetos, el cual instala una relación de tensión donde se lucha por la dominancia sobre el otro. En esta escena, se coloca en perspectiva la masculinidad de los sujetos, desde una arista más agresiva relacionada con la confrontación. Esto profundiza otra dimensión de la conciencia, en donde la fuerza que motiva las acciones se expresa con hostilidad y, consecuentemente, el cuerpo y el movimiento están en un registro más agresivo.
En lo que respecta a “Madre”, la elaboración del discurso se halla unido con la representación del cuerpo abyecto, aunque en un sentido bastante diferente que en las otras obras. Así, se identifican tres estrategias en cuanto a la representación de lo abyecto. En primer lugar, se indaga en la desesperación y el dolor como estados limítrofes de la conciencia, en los cuales la experiencia humana se vuelve desconcertante y el sujeto, en este caso la madre, se confronta con los abismos de su psique a partir de la experiencia trágica. Lo anterior se hace patente en la escena donde la madre se arrastra por el piso en una actitud de profundo agobio, que se inscribe por medio del cuerpo doblado en sí mismo y con el rostro contra el piso. Este último recurso semiótico es de gran potencia comunicativa y evoca de forma certera lo abyecto en tanto construye una imagen perturbadora. Además, la anulación del rostro (colocado contra el piso) enfatiza la idea de lo incierto, y propone un espacio de ambigüedad: el cuerpo angustiado que se arrastra puede ser cualquiera, al suprimir la identidad el desconsuelo de esta madre se convierte en el de todas. Asimismo, el horror como rasgo de lo abyecto se potencia con las manos y los brazos crispados que palpan con desesperación el piso, en busca de lo que ha sido arrebatado.
En segundo lugar, se da la representación de un estado convulso como manifestación de lo abyecto. Esto se observa en el plano corporal en dos niveles: por un lado, la tesitura corporal espasmódica, la cual sugiere un cuerpo violentado o un cuerpo sufriente; por otro lado, la configuración de un cuerpo errático como representación de la conciencia abrumada por el dolor. Con respecto al segundo rasgo, se destaca el momento en el que la mujer se desplaza tambaleante, sugiriendo una actitud consternada. En tercer lugar, se presenta el cuerpo muerto como estado absoluto de lo abyecto, se trata de un cuerpo totalmente despojado y que, por lo tanto, se ubica en la frontera misma de la existencia. El cuerpo inerte, además del sufrimiento por la pérdida, produce un extrañamiento ante el sujeto que lo observa, ya que lo enfrenta con la transitoriedad de la existencia humana y esto conduce, de manera inevitable, a un cuestionamiento sobre la propia identidad.
Deseo y memoria: palabra y otros indicios sobre el recuerdo
En “Tinieblo” se inscribe un intertexto con la letra de la canción “Esta tarde vi llover”, de Armando Manzanero (1967), que funciona como un motivo recurrente a lo largo de la obra. La letra, ya sea cantada por uno de los intérpretes o convertida en una suerte de diálogo entre ambos, adquiere una significación importante dentro del texto escénico. Este recurso plantea los niveles de la ausencia y el anhelo, los cuales se yuxtaponen para construir la noción de imposibilidad. A su vez, el monólogo tiene una relación dialógica con la letra de la canción, retoma el recurso anafórico “y no estabas tú”, y tras un reajuste a la forma “y no estaba” se emplea para evocar una memoria que ratifica la ausencia del otro.
Por otro lado, en “Awake” la palabra se emplea para construir un relato retrospectivo, una de las mujeres cuenta breves pasajes de su vida a lo largo de la obra, a través de los cuales establece caminos hacia su memoria. De manera que, el relato desempeña una función de articulación entre persona y discurso. En este sentido, la narración tiene un propósito de ratificación de la identidad, de modo que en la medida en que la mujer cuenta sus experiencias elabora un registro de confirmación de la propia existencia. A su vez, el relato actúa como un dispositivo psicológico que sirve de umbral hacia lo sensible. En el ejercicio narrativo, la mujer evoca los recuerdos y esto la vincula de nuevo con la carga emotiva de esas vivencias. Otro recurso vocal que funciona como indicio de la carga emotiva de los relatos es el gemido, un tipo de quejido contenido que emite otra de las mujeres acompañado de un énfasis corporal que remite al dolor. El recurso tiene una función contrastiva de otras acciones más ligeras que tienen lugar.
El espacio como significación
En “Tinieblo” se identifican dos estrategias principales en cuanto a la significación del espacio. La primera de ellas parte de la relación espacial de los cuerpos en escena que se fundamenta en una premisa dicotómica sencilla. Se plantea una relación de cercanía o lejanía entre estos, la cual está sujeta al motivo discursivo de cada escena y se emplea en favor de enfatizar lo que este enuncia. Así, por ejemplo, se establece una separación entre los sujetos en momentos donde sus acciones son restringidas por alguna circunstancia, donde la intención de uno hacia el otro no encuentra realización. En contraste, los distintos niveles de cercanía entre los cuerpos reafirman una idea de capacidad de realización, de voluntad materializada en el encuentro de los cuerpos, lo que a su vez tiene connotaciones afectivas y eróticas en el caso particular de esta obra. La segunda estrategia empleada en la significación del espacio es más sutil y parte de la iluminación. La luz adquiere un valor representativo del espacio íntimo de los sujetos y es empleada de este modo cuando se procura enfatizar rasgos sensibles-afectivos. Este elemento complementa el recurso de la distribución espacial y, normalmente, se encuentran en yuxtaposición.
En cuanto a la significación del espacio en “Awake”, la delimitación de este tiene un valor semántico relevante. La totalidad de la obra ocurre en una pequeña parte del escenario y el resto del espacio que no se abarca se mantiene en completa oscuridad. En este código de composición, se puede hacer una lectura del espacio físico como metáfora de la conciencia profunda de estas tres mujeres. A su vez, la escenografía contribuye al código de significación, ya que se ubica en el límite entre el espacio iluminado y la oscuridad. Ello tiene un propósito de ratificación de la conciencia como territorio fronterizo. Aunque son pocos elementos escenográficos (dos bancos y una pequeña mesa donde está el licor), su disposición es efectiva para marcar el límite. Asimismo, la iluminación tiene un rol fundamental en la composición al delimitar de manera precisa el espacio. A la vez, contribuye con la propuesta semántica, pues el espacio en total oscuridad connota lo incierto, aquello que es desconocido para la propia conciencia. De manera similar, en “Madre” se establece un código de significación a partir de la delimitación del espacio. El área donde se desarrollan las acciones está cercada por troncos distribuidos de manera periférica alrededor de la intérprete. En concordancia con el código de representación del cuerpo inerte por medio de la vara de madera, la construcción del espacio con los troncos prolonga la metáfora e instala la noción de multiplicidad, es decir, sitúa otros cuerpos muertos en el panorama que se presenta al espectador. La conformación del espacio concreta una realidad sobre la profusión de casos de feminicidios, lo que habla de la potencia comunicativa del recurso plástico empleado como metáfora.
Lo que se dice desde las afueras: conciencia subalterna y resistencia
En la obra de Sánchez, el sujeto representado es doblemente subalterno, en tanto mujer y madre. En el ordenamiento patriarcal, el cuerpo femenino se comprende como un objeto que puede ser apropiado, por lo tanto, sometido a diversos procesos de control desde la hegemonía de género. En este contexto, la expresión absoluta de dominación del cuerpo femenino-cosificado es el feminicidio, como un dispositivo de comprobación del poder que se ejerce sobre la mujer. La dimensión subalterna de la madre se hace patente en su representación como sujeto en espera, impotente ante las consecuencias devastadoras e irreversibles del homicidio. En el nivel discursivo se destaca la inclusión de la madre como la otra víctima del feminicidio, según lo plantea la propia coreógrafa en la sinopsis de la obra. A su vez, la experiencia de dolor y sufrimiento de la madre hace patente su condición como sujeto oprimido, se trata de una identidad sometida a múltiples mecanismos de violencia.
Sin embargo, se reconoce también que en la experiencia de sufrimiento hay un agenciamiento de la madre como subalterna. A pesar de la vulnerabilidad y la angustia que conlleva la tragedia, la expresión del dolor ofrece un espacio de resistencia y lucha, en tanto que expone sistemas de opresión y violencia. De manera similar, en “Tinieblo” hay dos rasgos de subalternidad en los sujetos representados, se trata de dos hombres rurales homosexuales. Al contrario de los paradigmas tradicionales que conciben a las personas oprimidas como sujetos ausentes sin capacidad de agenciamiento, la subalternidad considera a estos sujetos en su autonomía y su capacidad de incidir en los contextos sociales a los que pertenecen. En “Tinieblo”, la fuerza de agenciamiento del subalterno está en la representación de lo emotivo y en las capacidades afectivas de los sujetos homosexuales. A través de dicha representación se instala la afectividad como algo posible para estas identidades subalternas.
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